El 22 de abril se conmemora el primer Día de la Tierra que tuvo lugar en 1970 en Estados Unidos, cuando más 20 millones de personas se reunieron para protestar por la crisis ambiental que se estaba viviendo.
Kathleen Rogers, presidenta de la organización del Día de la Tierra en Washington y una de las primeras fundadoras en la organización del Día de la Tierra, estima que cada año esta fecha congrega a más de mil millones de personas en 180 países de todo el mundo.
Según National Geographic, puede atribuirse a Gaylord Nelson. Nelson fue un senador estadounidense con un profundo compromiso ambiental. Durante la década de los 60 realizó campañas a favor del medio ambiente sin ningún tipo de éxito.
En 1969, inspirado por las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam, Nelson convocó a una protesta a favor del cuidado del planeta. Para organizar semejante evento, puso a cargo a quien se considera como el precursor del movimiento ecologista moderno, Denis Hayes, resultando el 22 de abril de 1970 en una convocatoria inolvidable.
El Día de la Tierra busca generar conciencia mundial sobre el cuidado de nuestro planeta, hacernos responsables de nuestro impacto en él y en la necesidad de tomar medidas urgentes para alcanzar un equilibrio entre el impacto que tenemos los seres humanos en los seres vivos y la naturaleza.
Durante todo el proceso de elaboración y comercialización de nuestros vinos tenemos un profundo cuidado por nuestro entorno.
Algunas de nuestras prácticas responsables con el medio ambiente son:
-Riego por goteo: 100% de nuestro riego es a través de este sistema, respaldado además por tecnologías para estimar las necesidades hídricas del viñedo con precisión, por lo que nuestra huella hídrica en 2020 fue de un -48% menos que el promedio de la de la industria.
– Reducción de la emisión de gases de efecto invernadero (desde 2014 hasta la actualidad) de un 32% y la meta de reducirlas a cero al 2050 y avanzar hacia una economía baja en carbono.
– Incorporación de energías renovables: ya contamos con plantas solares instaladas en nuestros campos de norte a sur, y nuestras bodegas y plantas de envasado se abastecen de electricidad renovable, por lo que en 2020 alcanzamos un 100% de abastecimiento renovable.
– Contamos con 11 plantas de tratamiento de residuos industriales líquidos, de las cuales 5 son plantas con tratamiento biológico que tratan el agua antes de ser entregada a los cauces naturales para un nuevo uso.
Si quieres revisar todas nuestras iniciativas puedes ingresar a nuestra sección Sustentabilidad.
Allá por el 2006, la problemática del calentamiento global comenzó a ser debatida con gran preocupación a nivel mundial. Por esto mismo, encontrar lugares templados para el cultivo de la vid, se volvió una necesidad urgente para Concha y Toro. Fue en aquel entonces que nació la línea Gran Reserva.
Las uvas de estos vinos se cultivan, cada una de sus variedades, en viñedos a la orilla de un río. El Cabernet Sauvignon y Malbec se asocian a la ribera del Tinguririca, D.O. Marchigüe en el valle de Colchagua. El Carmenere a la ribera del Cachapoal, D.O. Peumo en el valle de Cachapoal y el Syrah a la ribera del Loncomilla, D.O. San Javier, en el valle del Maule. En el caso de las cepas blancas, tanto el Chardonnay como el Sauvignon Blanc se asocian a la ribera del Rapel, D.O. Litueche, en el valle de Colchagua.
¿Por qué las riberas de los ríos? Porque estas masas de agua tienen una influencia moderadora en la temperatura. Los ríos permiten: el ingreso de la brisa marina que suaviza las temperaturas durante el día y que bajen las corrientes de aire frío que se concentran en la cordillera. Gracias a esta ubicación, las uvas de estos viñedos pueden madurar lentamente, con gran concentración y aromas.
En su día, levantamos nuestras copas y ¡hacemos un brindis por todo lo que la Tierra nos da!
Adoptamos un Modelo de Negocio de Impacto, promoviendo vínculos que beneficien tanto el negocio, la comunidad y el medio ambiente.
Cumplimos con los estándares más altos de compromiso social y ambiental siendo la transparencia y responsabilidad legal elementos fundamentales para equilibrar el beneficio y el propósito.
Los viñedos Gran Reserva son una parte importante del proyecto para conservar áreas de bosques nativos y proteger la biodiversidad local. Nuestros bosques nativos tienen la capacidad de retener el agua de lluvia y controlar así el cambio climático que provoca la escasez de agua.
Cuidamos 1.432 hectáreas de bosques protegidos y, en promedio un total de 105 especies de fauna y 48 especies de flora por cada viñedo.
Nuestro esfuerzo por preservar la naturaleza comienza con un consumo responsable del agua. El 99% del agua que utilizamos proviene de fuentes tanto superficiales como subterráneas.
Utilizamos el goteo como sistema de riego lo que nos permite tener una eficiencia del 90% en el consumo de agua. Durante los últimos 3 años, esto nos permitió reducir nuestra huella hídrica en un 10%.
Todos nuestros procesos de vinificación requieren el uso de energía. Nuestra decisión de invertir en energía limpia y renovable refleja nuestro deseo de co-crear un planeta sustentable para el futuro.
El 100% de la electricidad utilizada para la elaboración de los vinos de la colección Gran Reserva procede de fuentes renovables, incluida la solar.
Concha y Toro está certificada bajo el Código de Sustentabilidad de Vinos de Chile desde 2012, lo que significa que nuestros viñedos son reconocidos oficialmente como viñedos sustentables.
Los vinos de nuestra colección Gran Reserva se elaboran íntegramente con uvas propias de viñedos erigidos de forma sustentable.