Bebidas fermentadas: una revolución refrescante

Francisca JaraFrancisca Jara

Francisca Jara

23/05/2023

Gracias a la tendencia de la alimentación consciente y saludable, las bebidas fermentadas se han popularizado en el mercado. Aquí te contamos qué son, y cuáles son sus posibles beneficios para el organismo.

En los últimos años, hemos sido testigos de un boom en el mundo de las bebidas fermentadas, y es que cada vez más personas están descubriendo los increíbles beneficios que ofrecen para nuestra salud. 

Las bebidas fermentadas están llenas de bacterias beneficiosas y enzimas que promueven una digestión saludable y fortalecen nuestro sistema inmunológico. Además, son una excelente alternativa a las bebidas azucaradas y gaseosas, ya que ofrecen opciones refrescantes y deliciosas sin los efectos negativos de los edulcorantes artificiales. 

Si buscas mejorar tu bienestar de una manera sabrosa y natural, las bebidas fermentadas son definitivamente una tendencia que no puedes dejar pasar. Aquí te presentamos algunas de ellas.

La milenaria kombucha

Hoy en día la kombucha es la reina de las bebidas fermentadas sin alcohol. Elaborada a base de agua filtrada, azúcar de caña, té y diversos ingredientes que le dan sabor y aroma, la kombucha se elabora gracias a un hongo conocido como scoby, cultivado a partir de bacterias y levaduras. Gracias al scoby, esta bebida fermenta para transformarse en un líquido naturalmente gasificado, lleno de minerales, vitaminas y ácidos orgánicos esenciales. Debido a sus propiedades curativas (refuerzo de la microbiota y sistema inmunológico, por nombrar algunos), la kombucha ya se consumía 2000 años atrás en China.

Kéfir 

De sabor ácido, aromas a levaduras y ligeramente efervescente, esta bebida probiótica se elabora a base de leche, nódulos o “tibicos” (una colonia simbiótica de bacterias y levaduras) y saborizantes naturales. Una alternativa sin lácteos y vegana es el kéfir de agua, que se fermenta en agua. Ambas son bebidas sumamente refrescantes y, desde el punto de vista nutricional, probióticos que aportan una colonia simbiótica de muchas bacterias y levaduras que benefician la microbiota.

Fermentados con alcohol: Vino

Otro ejemplo milenario de bebidas fermentadas es el vino. Su principal fermentación es la alcohólica, en la cual el jugo de uva fermenta gracias a la acción de levaduras (nativas o inoculadas). Éstas digieren el azúcar de los jugos hasta transformarlo en vino. Sin embargo, también hay otros microorganismos, como las bacterias acéticas y lácticas, que juegan un rol en este proceso. 

Cuando se trata de alcohol es esencial comprometerse con un consumo responsable y moderado. ¿De qué cantidad estamos hablando? En el caso del vino, se trata idealmente de una copa de 150 ml considerando que esta podría tener en un promedio 10 gramos de alcohol puro. Se debe evitar beber con el estómago vacío, y se recomienda hacerlo a un ritmo moderado para evitar la acumulación de alcohol en nuestro cuerpo. Disfrutar del vino con moderación puede entregarnos un momento de placer, junto con los beneficios para la salud de esta bebida antioxidante.