Todo sobre el agua en la viticultura

Francisca JaraFrancisca Jara

Francisca Jara

27/03/2024

Las parras deben tomar todo lo que necesitan de su entorno para poder sobrevivir. Entre esos elementos, el agua juega un rol fundamental. Aquí te contamos por qué.

Con el fin de sobrevivir, y debido al impacto en la cantidad y buena calidad de las uvas, el agua es imprescindible para el desarrollo de los viñedos. Partiendo, por supuesto, por la fotosíntesis. Las parras necesitan de agua para poder llevar a cabo el proceso de fotosíntesis y luego también para el crecimiento de las bayas de uva en la maduración.

Un acceso limitado y justo

Entonces, ¿qué significa eso de que las uvas necesitan un ligero “estrés hídrico”? Esta típica frase dentro del mundo vitícola, se refiere a lo siguiente. Las parras acceden al agua a través de sus raíces, llevándolas hacia sus hojas, pero es a través ellas que el agua también se pierde, en el proceso de transpiración. A más calor en el ambiente, más rápida es la transpiración. Y para compensar, la parra absorbe más agua del suelo. Es por esta razón que suele limitarse el suministro de agua a la parra luego de la fase de “veraison”, porque así esta “escasez” –o un acceso limitado y justo– de agua, significa que la vid se concentrará más en la maduración que en la producción de la uva. Hay quienes consideran que este pequeño “estrés hídrico” favorece la concentración de azúcares y polifenoles y, por ende, en la posterior calidad del vino. 

La importancia del suelo

Las lluvias son la principal fuente de agua. Esta queda disponible en el suelo para las parras, uniéndose a partículas arcillosas de humus. Sin embargo, si el suelo tiene mucha arcilla es fácil que el agua se estanque, lo que podría pudrir las raíces de la vid. Para evitar esto, es necesario que el agua drene.

Así es como muchos de los mejores suelos están formados por una mezcla de partículas de arena y arcilla, como por ejemplo ocurre con los suelos de Gran Reserva Carmenère, “de origen aluvial, con una profunda textura arcillo-arenosa”, que tienen buen drenaje, pero también retienen una cantidad de agua suficiente para el crecimiento de la parra. Aunque hay que aclarar que los suelos idóneos tampoco existen, pues siempre dependerá de los factores climáticos como la temperatura y las lluvias.

Riegos

En muchos paisajes rurales tradicionales, la práctica del cultivo de la uva se ha basado en reservas de agua almacenada en el suelo de secano. De esta forma, la productividad es bastante baja y variable, y depende netamente de las condiciones climáticas como de las técnicas vitivinícolas. Pero la viticultura moderna creó alternativas para complementar el regadío con sistemas basados en el tipo de suelo, clima y geografía, para mantener una producción consistente. Uno de los más tradicionales es “por inundación”, uno de los más usados en la es el “por goteo” y también existen los riegos localizados por aspersores.

Los peligros del agua

Así como es el agua es indispensable, también puede ser una gran amenaza. La ausencia de agua, o sequía, por ejemplo, podría no permitir que las uvas maduraran.

Mientras que el exceso de agua podría provocar que las uvas tengan una menor concentración de azúcar o días previos a la temporada de cosecha, que las bayas se hinchen excesivamente. Para qué hablar del granizo, el cual puede provocar daños importantes a los viñedos.  

Te invitamos a tomar consciencia sobre la conservación de este importante recurso. Tal como lo hace Gran Reserva junto con sus acciones hacia la eficiencia del uso del agua.