Maridando vino y proteínas a base de plantas

Francisca JaraFrancisca Jara

Francisca Jara

23/06/2022

Las proteínas en base a plantas llegaron para quedarse. Su consumo aumenta cada día, ya no solo entre vegetarianos y veganos, sino que también entre aquellas personas que buscan disminuir el consumo de carne en su dieta. Ya sea por razones de salud o por el compromiso que la humanidad lentamente pareciera que está adquiriendo con el medio ambiente. Como sea, la oferta de proteínas vegetales en formato raw o listo para servir, es abundante. Si eres de aquellos que prefieren cenar con una copa de vino, en esta nota te ayudamos a encontrar el maridaje más adecuado para este tipo de alimentos que se caracterizan por ser bastante más sutiles en aroma, sabor y textura. Pero no por eso, menos interesantes.

Entre las proteínas vegetales la soya destaca por su versatilidad. Ya sea en formato edamame, leche, tofu o tempeh, la soya es una fuente completa de aminoácidos esenciales. Entre ellos, el tofu y el tempeh son los más utilizados para sustituir carnes animales gracias a su versatilidad y textura, aunque crudos son bastante insípidos. Por eso hay que marinarlos o aliñarlos con, por ejemplo, salsa de soya o miso y jugar con la preparación. Grillados al sartén, salteados con verduras y en el caso del tofu (en su versión suave), revuelto en vez de huevos, con paprika y levadura nutricional para darle más sabor, son exquisitas opciones.

Gracias a sus altos niveles de minerales como el magnesio, hierro y potasio, las legumbres son una fuente nutritiva indiscutida cuando se trata de proteínas vegetales. Además, actualmente es posible acceder a ellas ya preparadas, transformándose en un sano alimento que muchas veces puede sacarnos de apuro. Ya sean garbanzos en lata para hacer un hummus, porotos para añadir a una ensalada, cacerola o para armar hamburguesas, la excusa de que toma tiempo prepararlos ya no es válida.

Considerada un superalimento, en realidad la quinoa es una semilla que ha sido utilizada y consumida por los pueblos andinos durante miles de años. Entre sus propiedades destaca que sólo 100 gramos de quinoa contienen entre 12 y 16 gramos de proteínas, además de ser muy rica en fibra. Por eso en muy popular en las dietas a base de plantas. Se cocina como el arroz, sólo que hay que lavarla bastante antes de llevar a hervir, para retirar el amargor que le aporta la saponina.

Otra atractiva fuente de proteínas vegetales son los frutos secos, ya que funcionan perfecto como snacks que puedes disponer en un aperitivo o llevar contigo a donde quiera que vayas ¿Por qué se denominan secos? Porque tienen menos de un 50% de agua. Entre todos los que existen, los top 3 frutos secos con más contenido de proteínas son el maní, las almendras y los pistachos, los cuales también aportan un buen puñado de grasas saludables. Ideales para comer solos, agregar a granolas, ensaladas, transformarlos en leche, queso o mantequilla, los frutos secos son también son una gran alternativa a los lácteos.

¿Cómo escoger el maridaje?

Las proteínas vegetales que acabamos de mencionar son muy distintas en textura y sabor si las comparamos a la proteína animal. Son más suaves y delicadas, de modo que deberíamos optar por vinos tintos más ligeros y sin tanto volumen, o vinos blancos con buena acidez. Pero ¿cuál es la mejor opción? La recomendación es guiarse por el tipo de cocción, las salsas y aliños que uses.

Cuando se trata de salteados estilo asiático, con salsas miso, soya y verduras, la idea es que el vino sea capaz de soportar las notas verdes de los vegetales. Por eso un vino blanco crujiente con notas vegetales como Gran Reserva Sauvignon Blanc sería ideal.

En el caso de preparaciones que utilicen como base el tomate, ya sea en platos como una Lasaña, Spaguetti a la boloñesa con carne de soya o Chilli con carne (a base de porotos), la idea es maridarlo con un vino tinto bien jugoso y sin muchos taninos como el Pinot Noir o un tinto de cuerpo medio y taninos sedosos como Gran Reserva Cabernet Sauvignon. El mismo maridaje funciona si, por ejemplo, usas kétchup en una hamburguesa vegetal.

Cuando se trata de platos calientes a la cacerola con quinoa y legumbres como porotos o lentejas, también con presencia de tomate, cebolla, zanahorias y papas, un vino Syrah o Gran Reserva Carmenere complementará las notas terrosas de ambas proteínas.

Mientras que, para los frutos secos, un compañero indiscutible es el Chardonnay. Ya sea horneados, en ensaladas frescas o transformados en quesos para un aperitivo, este vino con sus notas a frutos secos tostados y acidez será un exquisito contraste para sus grasas saludables.